SHELLEY (2016)

CRITICA: Shelley es la locura, el miedo ‘new-age’ del que hace gala películas de terror como The Witch, aunque esta película no tiene la sutileza de aquella, toma un elemento cotidiano como un embarazo y lo transforma con mucha malicia en una cinta de terror psicológica por momentos atrapante.

Si estas en etapas de embarazo esta película no es que sea muy recomendable, la cabeza siempre juega unas malas pasadas y esta película invita a hacerse el bocho, eso habla bien de las intenciones del film, que logre ese efecto gracias a una dirección muy buena del debutante Ali Abbasi.

Shelley logra la ambientación, el poder en las interpretaciones y el ritmo perfecto para que la película atrape, sobretodo este último elemento. Shelley no es una película de ritmo vertiginoso ni tampoco es demasiado pausada, como Elena conoce a la pareja, como termina llevando un niño ajeno dentro del vientre y toda la transformación de ese embarazo, es una buena demostración de cómo contar una historia donde el drama retorcido y los elementos de terror pueden ir de la mano sin que te duermas en el asiento. Es para destacar la interpretación de Cosmina Stratan pero mucho más la de la vieja rubia Ellen Dorrit Petersen que ya vimos en Villmark 2, el resto del corto elenco palidece totalmente.

Claramente no es una película efectista típica de Hollywood, el terror está manejado de una forma más sutil, con algunas escenas que serían muy difíciles de ver en una película Americana promedio, esa ambientación donde no se utiliza banda sonora y simplemente sonidos guturales etéreos que impregnan el aire de maldad, locura y perversión…es inevitable quedarse hasta el final para saber si realmente ese niño no-nato es un engendro diabólico o todo está en la mente de sus personajes…aunque aquí el film deja muy claro sus intenciones desde mucho antes.

¿Cual es el único defecto de la película? Uno que es muy importante, el desenlace. En algún momento cuando pasamos al último acto de la historia, es como que la película ya lo entrego todo y no hay nada más para ofrecer, por eso tiene ese final tan seco que no tiene nada que ver con el fantástico manejo del drama y el terror psicológico que veíamos en los actos anteriores.

En resumidas cuentas, Shelley es una película de terror que se aleja de los clichés y estereotipos e impone su propia ley en el género del miedo, después de todo se siente realmente Europea, con una buena dirección, bien actuada, fotografía cuidada, con ritmo y escenas que no te dejan indiferentes, es una pena que el desenlace no haya estado a la altura. Si me preguntaran que es Shelley respondería que es una version de El Bebe de Rosemary más cruda y actual pero sin el final legendario…